¿Por que existe la maldad? ¿Por que existen y existieron siempre personas malas? Estas preguntas resultan inexplicables si consideramos a los postulados éticos como verdades inmutables, como una sabiduría descubierta hace tiempo atrás, una verdad indiscutible. Se suele pensar que una persona malvada es alguien que no actúa lógicamente, que no se encuentra en pleno uso de la razón, un loco. Pero eso nos llevaría a encontrar malvados solamente en individuos aislados. Una persona loca se encuentra en plena contradicción con el juicio de la mayoría y su razón no coincide con la de nadie, solo con sí misma. Sin embargo a lo largo de la historia se ha demonizado a las minorías y se ha catalogado como malvados a pueblos enteros. ¿Puede considerarse como loco a todo un pueblo?
El malo puede que sepa que alguien lo considere malvado en su actuar, pero difícilmente crea serlo en sí mismo, porque sino actuaria diferente. En toda sociedad, bueno es aquello que coincide con el pensamiento de la mayoría o el poder dominante y malo aquello que lo contradice. No hay hombres buenos y malos, cada ser actúa de acuerdo a sus concepciones y su esencia conformada a lo largo de su desarrollo individual, y esta forma de actuar puede ir a favor o en contra de las concepciones éticas de la mayoría dominante en una época determinada.
Todas las minorías son siempre miradas de reojo porque no se encuentran encuadradas dentro de los conceptos de la mayoría. Esta mayoría puede o no ser la dominante en una época determinada, un dato muy importante ya que quien ostenta el poder es quien puede imponer por la fuerza sus conceptos éticos. Un revolucionario necesariamente siempre es una persona malvada para quien custodia el orden establecido y debe ser castigada aunque tal vez sus conceptos concuerden con los de la mayoría.
Bueno y malo son construcciones temporales, no existen como términos universales y fueron mutando a través del tiempo. Cualquier cristiano del siglo XXI vomitaría de repugnancia al conocer las conductas éticamente aceptables de los hombres en siglos pasados. Ningún postulado ético permaneció inmutable a lo largo de los años, ni siquiera la premisa más extrema como el “No matarás” presentado por Moisés como uno de los diez mandamientos universales. Cierto que es difícil concebir alguna sociedad viable en la que no se encuentre penado que una persona mate a otra, pero la historia muestra que aun hasta en estos extremos la ética se encuentra al servicio de las mayorías y el poder temporal. La iglesia, principal abanderada de los mandamientos de Moisés, en el siglo XIII, sostenía que matar era un acto malvado, pero matar herejes era un acto bueno y justo. Esto es hipócrita pero bastante lógico teniendo en cuenta que la herejía amenazaba el sostenimiento sustentable de una sociedad altamente teocentrista como la europea de esa época.
Hoy en día mucha gente se espanta de las matanzas que pueden llevarse a cabo en las tradicionales corridas de toros. Cerca de dos mil años atrás en estadios muy similares la gente iba en familia a ver como asesinaban a personas. Creer que los conceptos éticos son eternos nos lleva a razonamientos ilógicos como pensar que toda la sociedad del imperio romano en ese tiempo estaba loca o eran extraterrestres porque los humanos no pueden actuar así, al menos no masivamente.
La realidad es que la ética es presa de su tiempo. Los mismos hombres en condiciones diferentes piensan diferente. El entorno y la realidad que rodea al hombre afecta las herramientas que forja para crear su andamiaje ético. Que la ética es susceptible a las condiciones político-económicas de la época salta a la vista ante cualquier análisis histórico. Para la Europa expansionista del siglo XVI era fundamental aplacar la enorme demanda de mano de obra procedente del “nuevo mundo”, por lo que no es casualidad que en ese contexto, para la mayoría dominante de la época era éticamente correcto utilizar esclavos africanos para ello, tratados como objetos y descartados cuando morían extenuados por el trabajo realizado.
¿Nuestra ética es mejor que la ética del pasado? Si bien la lógica evolucionista nos llevaría a pensar que siempre evolucionamos hacia conceptos éticos que generen una sociedad más pacífica, respetuosa y sustentable, la realidad es que hoy la gran mayoría acepta como el mejor de los posibles un sistema político-económico liberal que permite que una persona acumule riquezas superiores al producto bruto interno de estados enteros con miles de personas muriéndose de hambre. Cosas como esta no sucedían en sociedades primitivas y comunales hace miles de años atrás en donde las necesidades básicas de todos estaban cubiertas. Estas desigualdades tampoco ocurrían en muchas de las sociedades nativas americanas hasta que el hombre europeo, portador de la “civilización” y su sistema más evolucionado se impuso como mayoría, mediante la violencia.
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