Existen algunas personas, que por alguna extraña razón irradian una brillante luz que actúa como faro para otras personas con corazones menos valientes.
La actitud de estos, frente a ellos es en extremo egoísta.
Al ídolo se le exige mucho sin brindarle nada a cambio, el ídolo debe guiar sin nunca desviar el camino y, por sobre todas las cosas, tiene la obligación de brindar soluciones rápidas y asertivas.
Seria necio no afirmar que estas personas tienen una cualidad intrínseca especial, auque su origen esta directamente sometido a la masa conciente que los rodea. ¿Por qué razón la sociedad genera y glorifica ídolos a cada instante?
El hecho real es que, estos ídolos, son un confortable colchón de seguridad, especialmente para algunos espíritus que, abrumados por las vertiginosas pulsaciones de la sociedad contemporánea, no se sienten capaces de tomar decisiones.
Por otro lado, no hay nada más placentero y reconfortante que delegar el mando, deslindar mis responsabilidades y suprimir mi libertad. Especialmente cuando no me siento capaz de sobrellevar estas cosas o cuando las mismas me producen un miedo descomunal.
No es casualidad que en las épocas de mayor estrés intelectual surjan los ídolos más estables y poderosos, hombres elevados hasta la altura de dioses. En algunos casos extremos se llega a proclamar que son uno y la misma cosa, como es el caso de una de las más grandes religiones de todos los tiempos.
En estos casos, la religión no es más que el conjunto de respuestas a los dilemas del hombre, creadas y establecidas por los ídolos de su época.
Son las respuestas a las preguntas que inquietan al hombre, pero estas preguntas, como todo en el universo, son víctimas de su tiempo. Por eso no hay nada más aberrante a la razón que cuando esas respuestas son mantenidas a lo largo del tiempo, aun cuando las preguntas ya no son las mismas ¿Por qué? Porque cuanto más grande es el ídolo, más difícil es contradecirlo.
Necesariamente los ídolos deberían extinguirse porque el hombre no debería buscar confort castrando su libertad sino construyéndole una base firme a su propio ser, puliendo su luz, ganando confianza y conociéndose.
Los espíritus libres no necesitan de ídolos porque someten sus acciones a lo que dictamina su esencia que es la verdad suprema.
Que no se confunda admiración con idolatría, al ídolo no solo se lo admira sino que se le deposita la confianza necesaria como para que tome decisiones en lugar de uno mismo. La decisión del ídolo no es discutida, es acatada. Su voluntad suprime a todas las demás.
Pero estos ídolos son de papel, no existen sin la ayuda de las débiles almas de los que no se atreven a enfrentar los desafíos de la vida. Es necesario fortalecer a los hombres y estaríamos entonces en presencia del ocaso de los ídolos.
Comentarios
Nuestro miedo más hondo es que somos poderosos sin medida.
Es nuestra Luz, no nuestra oscuridad, lo que más nos asusta.
Nos preguntamos ¿quién soy yo para ser brillante, atractivo,
inteligente y fabuloso? De hecho, quién eres tú para no serlo?
……………...
Nada hay de iluminado en encogerse para que
otros no se sientan inseguros en tu presencia.
……………...
No está sólo en alguno de nosotros, está en todos.
Y al dejar brillar nuestra propia luz,
Inconscientemente damos permiso a otros para hacerlo también.
Al liberarnos de nuestro propio miedo,
nuestra presencia libera automáticamente a otros”
Nelson Mandela